En las calles del centro histórico de Sevilla, un fenómeno visual llama la atención: la estética retro ha regresado con fuerza, transformando la manera en que los jóvenes se visten, decoran sus espacios y se expresan. Desde vinilos hasta moda de los años 80, lo vintage marca tendencia.
Tiendas de segunda mano como Flamingos Vintage Kilo o Jueves Pop se han multiplicado, ofreciendo prendas originales de décadas pasadas que encuentran nueva vida entre adolescentes y treintañeros. Los looks incluyen vaqueros de tiro alto, cazadoras oversize y camisetas con logos nostálgicos.
Más allá de la ropa, el revival retro se extiende a la música y los estilos de vida. En bares como La Casa Ensamblá o El Viajero Sedentario, es común escuchar cassette o discos de vinilo mientras se toma un café entre pósters de películas clásicas.
La decoración de muchos locales también refleja esta tendencia: muebles de madera reciclada, lámparas de lava, televisores antiguos convertidos en estanterías, y paredes adornadas con revistas de los años 70.
Este fenómeno no se limita al consumo; también es una expresión cultural. Grupos musicales locales retoman sonidos funk y synth-pop, mientras ilustradores y grafiteros reinterpretan gráficamente elementos del pasado con un toque contemporáneo.
Las redes sociales como Instagram y TikTok han sido clave para expandir esta estética. Los hashtags #SevillaRetro y #VintageAndaluz acumulan miles de publicaciones con fotos cuidadosamente estilizadas en entornos evocadores.
Expertos en sociología urbana señalan que esta fascinación por lo retro surge como respuesta a la aceleración digital y la incertidumbre social. Volver al pasado ofrece sensación de identidad y estabilidad emocional.
Sevilla, con su mezcla de tradición y modernidad, se presenta como el escenario perfecto para esta explosión visual. La estética retro no solo es moda, es también una manera de habitar el presente con un pie en la memoria colectiva.